La Cruz....la Antena....y el Hoyo.
Plaza Independencia de Mercedes, Uruguay. Una apuesta para llegar al cielo: la Cruz y la Antena,trascendencia e inmanencia.
Era el día de Mercedes. Era un 24 de setiembre y si los londinenses, frente a sus mínimas jornadas de sol tras largas seriales de borrascosas brumas, consideran que hay que tomar una foto para eternizar el milagro cuando arriva el prodigio de la luz diáfana, esa mañanita especial del equinoccio mercedario merecía idéntica presea evocativa.
Por eso adjuntamos la cromática sinfonía de Plaza Independencia en la capital de Soriano y lamentamos no darle literaturalidad a la charada sin el apoyo de la creación de Daguerre y Dupont, pues la verdadera literatura no necesita de invenciones tutoras para recrear imágenes aleccionantes.
Fuimos franjeando los espacios después del inicial enfoque de la Gestalt abarcativa del todo espléndido, que no obstante la fragmentación era de por sí toda una estructura completa en su belleza rectangular.
El color de las azaleas un muestrario del rojo y sus acuarélicos matices extremos con el encanto de una fertilidad frondosa.
En el segundo plano la magnificencia del bronce humanizado por el arte angelical de José Luis Zorrilla de San Martín en la alquimia manual del centauro del poeta de la masa mineral, pingo digno de Miguel Ángel y jinete de Rodin, declarando para siempre que las admirables alarmas artiguistas deben estar siempre en vela. Hacia atrás con el brazo extendido al pretérito de las heroicas reminiscencias de la patria vieja; pero con la brida dirigiendo el corcel hacia los avatares del porvenir en pos de las embestidas bagualas que reclaman previsiones en estos tiempos de riesgosas incertidumbres.
Era el día de Mercedes. Era un 24 de setiembre y si los londinenses, frente a sus mínimas jornadas de sol tras largas seriales de borrascosas brumas, consideran que hay que tomar una foto para eternizar el milagro cuando arriva el prodigio de la luz diáfana, esa mañanita especial del equinoccio mercedario merecía idéntica presea evocativa.
Por eso adjuntamos la cromática sinfonía de Plaza Independencia en la capital de Soriano y lamentamos no darle literaturalidad a la charada sin el apoyo de la creación de Daguerre y Dupont, pues la verdadera literatura no necesita de invenciones tutoras para recrear imágenes aleccionantes.
Fuimos franjeando los espacios después del inicial enfoque de la Gestalt abarcativa del todo espléndido, que no obstante la fragmentación era de por sí toda una estructura completa en su belleza rectangular.
El color de las azaleas un muestrario del rojo y sus acuarélicos matices extremos con el encanto de una fertilidad frondosa.
En el segundo plano la magnificencia del bronce humanizado por el arte angelical de José Luis Zorrilla de San Martín en la alquimia manual del centauro del poeta de la masa mineral, pingo digno de Miguel Ángel y jinete de Rodin, declarando para siempre que las admirables alarmas artiguistas deben estar siempre en vela. Hacia atrás con el brazo extendido al pretérito de las heroicas reminiscencias de la patria vieja; pero con la brida dirigiendo el corcel hacia los avatares del porvenir en pos de las embestidas bagualas que reclaman previsiones en estos tiempos de riesgosas incertidumbres.
Las banderas del viento tremolan amparadas por las brisas humeñas.
Finalmente, cerrando el embrujo del encuadre, la catedralicia Nuestra Señora de las Mercedes, patrona que libera y corta cadenas que inmovilizan la materia y estresan el alma, con la expresa manifestación de un pecado capital de la arquitectura urbana. Esa torre edilicia que saboteó el orden de la simetría clásica, asfixiando de mal gusto, y recordándonos por siempre que existen pecados en cualquier quehacer humanoide, y para el caso que nos ocupa recayendo sobre la estética paisajística. Qué sirva de paradigma de lo que no se debe hacer.... ¡ejemplo consejero!
En competencia de alturas buscando el cielo profundo , dos símbolos. La Cruz del Señor, la de la vida nueva tras la muerte corporal... “que yo Soy la resurrección y la Vida” en ascensión hacia la diestra sagrada; y por otro, en la cumbre de la Torre invasiva, una punzante Antena tecnológica que parece estar empuñada por el rodoiano Calibán. Trascendencia e Inmanencia. Pero quizás ningún contencioso, teológico ni jurídico que Dios puso inteligencia en su creación predilecta cuando hizo a las generaciones de Adán y de Eva a semejanza suya, y también albedrío para elegir con responsabilidad el buen uso de las conquistas en la tierra.
Disfrutemos, equilibrados y serenos, de esas ofrendas inscriptas en Plaza Independencia sin caer en vanidades, según dice con sabiduría eterna el Predicador del Eclesiastés, el libro mayor del supremo mensaje bíblico. A todos, absolutamente a todos, nos tocará el hoyo ( “que todos los ríos dan a la mar”) y no importará si es un arañazo de pala pocera en fosa inhumada a flor de tierra o el rico mausoleo de Tal Mahal.
Finalmente, cerrando el embrujo del encuadre, la catedralicia Nuestra Señora de las Mercedes, patrona que libera y corta cadenas que inmovilizan la materia y estresan el alma, con la expresa manifestación de un pecado capital de la arquitectura urbana. Esa torre edilicia que saboteó el orden de la simetría clásica, asfixiando de mal gusto, y recordándonos por siempre que existen pecados en cualquier quehacer humanoide, y para el caso que nos ocupa recayendo sobre la estética paisajística. Qué sirva de paradigma de lo que no se debe hacer.... ¡ejemplo consejero!
En competencia de alturas buscando el cielo profundo , dos símbolos. La Cruz del Señor, la de la vida nueva tras la muerte corporal... “que yo Soy la resurrección y la Vida” en ascensión hacia la diestra sagrada; y por otro, en la cumbre de la Torre invasiva, una punzante Antena tecnológica que parece estar empuñada por el rodoiano Calibán. Trascendencia e Inmanencia. Pero quizás ningún contencioso, teológico ni jurídico que Dios puso inteligencia en su creación predilecta cuando hizo a las generaciones de Adán y de Eva a semejanza suya, y también albedrío para elegir con responsabilidad el buen uso de las conquistas en la tierra.
Disfrutemos, equilibrados y serenos, de esas ofrendas inscriptas en Plaza Independencia sin caer en vanidades, según dice con sabiduría eterna el Predicador del Eclesiastés, el libro mayor del supremo mensaje bíblico. A todos, absolutamente a todos, nos tocará el hoyo ( “que todos los ríos dan a la mar”) y no importará si es un arañazo de pala pocera en fosa inhumada a flor de tierra o el rico mausoleo de Tal Mahal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario