La Bella Carolina,primera Baronesa Germana de la Republica Oriental del Uruguay
Barones Carolina y Emilio Richthofen , la flecha que asignó Cupido.
Pese a nuestra criolla formación republicana, que recrea una idiosincrasia igualitaria, muy poco dispuesta a transigir con la adjudicación de méritos que no deriven de talentos y virtudes personales, no mecidos por tanto en la cuna accidental de azules prosapias, quizás las reminiscencias de pueblo transplantado de origen europeo, nos hace, no obstante, sensibles a la pegotina de realengos afanes aristocratizantes.
Y en la puja entre lo que somos y de lo que quedó subyacente, la sublimación reparadora encuentra sutiles caminos para que reaparezcan nostalgias nobiliarias.
El idioma, o mejor, el léxico cotidiano, fiel espejo del alma oculta, nos proporciona mil ejemplos :
Y en la puja entre lo que somos y de lo que quedó subyacente, la sublimación reparadora encuentra sutiles caminos para que reaparezcan nostalgias nobiliarias.
El idioma, o mejor, el léxico cotidiano, fiel espejo del alma oculta, nos proporciona mil ejemplos :
-"Tiene-decimos-un noble corazón”, “es el Rey del fútbol”,”Reina de la moda, vendimia o de la cerveza””, “fue coronado como el mejor”,” hacerle la Corte” “es todo un caballero”, “fue investido con la Orden de Calamuchita”, “recibió el homenaje de sus pares” ; y hasta el Santo Grial de los cristianos ,según el gran vendedor actual de libros de novelas fantásticas que descodifica secretos milenarios, quiere decir “sangre real”.
La historia que conocimos lo será de interés más que por su veracidad, por su formato de fotonovela :El casamiento de una plebeya mercedaria con un Barón de casta, primo del Kaiser alemán d la Primera Guerra Mundial Federico Guillermo Hohenzollern.
No obstante esta argumentación, tan accesible a Corín Tellado y de su rosáceo séquito de amanuenses, no adolece de hechos auténticamente verídicos.
Por l870 se casaron en Mercedes Carolina Gregoria Lara Braga con el Barón Emilio Pretorius Richthofen. La bellísima joven tenía entonces 20 años, nacida el 25 de mayo de 1850,según consta en una relación de la familia de don Toribio Lara, servidor de don Frutos Rivera en las Guerras de la Independencia, desde que su partida no está registrada en los libros parroquiales de Nuestra Señora de las Mercedes. El inolvidable historiador don Washington Lockhart, con dudas, aproxima la razón de la presencia de Emilio Pretorius por las costas humeñas:
“-Lo único que parece indudable es que se trataba de un bohemio recalcitrante, poco amigo de las tareas regulares y amigo en cambio de menudear en libaciones”.
En el acta eclesial del matrimonio se testimonia que “Emilio Pretorius Richthofen, natural de Alemania, hijo de Emilio Pretorius Richthofen y María Agustina, contrae en lace con Carolina Gregoria Lara ,hija del finado Toribio Lara y Carolina Braga, siendo testigos Nicandro Fernández braga (tío y maestro primario) y Richard Rudolph ( sin apellido, amigo o familiar del novio) y se propenderá por los medios que aconseja la prudencia a que el contrayente abrace el cristianismo.”
Salvo la dignidad externa de sus fisonomías, cautivantes, todo lo separaba, hasta esas barrera de gran peso social que son la religión y el idioma.
El amor superó lo contingente y unió los dos espíritus.
El matrimonio fue a Europa - las mismas razones por las que hoy otros orientales lo hacen-pero allá, también, como los contemporáneos connacionales actuales de Carolina, los padeceres económicos prosiguieron desde que Emilio, orgulloso, no quería dádivas del clan alemán en el poder, tiempos aquellos de cruentas guerras imperiales de la “Belle Époque”.
Emilio dejó a su esposa en Alemania y fue a París en 1877 en esquivas e ingratas gestiones laborales, todo lo cual consta en cartas que lo familiares uruguayos conservaban hasta hace muy poco.(No sabemos si el martillo del rematador-que hubo- las cambió de mano).
La mercedaria sufría por desarraigo o por la separación forzada, aunque siempre fue bien recibida y aceptada por el linaje aúreo de los Hohenzollern..
En oportunidad del casamiento, los novios recibieron cartas de felicidades del propio Kaiser alemán y de un primo hermano de Emilio, el barón Alfred Richthofen, luego héroe alemán de la aviación caído en campos de Francia con récord de ochenta aviones aliados abatidos. Sí, era aquel mismo gestó la leyenda del “Barón Rojo” de la nave con doble juego de alas al que sus propios rivales presentaron armas sobre su cadáver y humeante nave.
Por 1918 Carolina enviudó, volvió a Mercedes , y falleció en 1920 menesterosa.
Su lápida del primer cuerpo del cementerio luce la inscipción “Carolina Lara, Baronesa de Richthofen” junto siempre a una rosa roja de plástico.(¿Existe otra baronesa en el Uruguay?)
Debajo, un poquito sesgado hacia la izquierda, está la tumba del piloto aviador Gil Méndez que en la 2da.Guerra Mundial combatió en Äfrica y en Europa bajo la bandera de la Francia Libre del Gral. Charles de Gaulle y a los órdenes del Gral. Leclerc. Cuando el aviador penetró en 1945 en la ya vencida Alemania nazi, su campamento se instaló en una mansión que aún mostraba lujoso esplendor. Dialogó con el propietario alemán y allí el anciano teutón le preguntó de dónde procedía.-“De Mercedes, Uruguay, en Sudamérica”, respondió nuestro compatriota. –“¿ Vive todavía Carolina, qué es de la familia de la Baronesa?”, susurró quedo y con aire nostalgioso el derrotado viejito.
La historia que conocimos lo será de interés más que por su veracidad, por su formato de fotonovela :El casamiento de una plebeya mercedaria con un Barón de casta, primo del Kaiser alemán d la Primera Guerra Mundial Federico Guillermo Hohenzollern.
No obstante esta argumentación, tan accesible a Corín Tellado y de su rosáceo séquito de amanuenses, no adolece de hechos auténticamente verídicos.
Por l870 se casaron en Mercedes Carolina Gregoria Lara Braga con el Barón Emilio Pretorius Richthofen. La bellísima joven tenía entonces 20 años, nacida el 25 de mayo de 1850,según consta en una relación de la familia de don Toribio Lara, servidor de don Frutos Rivera en las Guerras de la Independencia, desde que su partida no está registrada en los libros parroquiales de Nuestra Señora de las Mercedes. El inolvidable historiador don Washington Lockhart, con dudas, aproxima la razón de la presencia de Emilio Pretorius por las costas humeñas:
“-Lo único que parece indudable es que se trataba de un bohemio recalcitrante, poco amigo de las tareas regulares y amigo en cambio de menudear en libaciones”.
En el acta eclesial del matrimonio se testimonia que “Emilio Pretorius Richthofen, natural de Alemania, hijo de Emilio Pretorius Richthofen y María Agustina, contrae en lace con Carolina Gregoria Lara ,hija del finado Toribio Lara y Carolina Braga, siendo testigos Nicandro Fernández braga (tío y maestro primario) y Richard Rudolph ( sin apellido, amigo o familiar del novio) y se propenderá por los medios que aconseja la prudencia a que el contrayente abrace el cristianismo.”
Salvo la dignidad externa de sus fisonomías, cautivantes, todo lo separaba, hasta esas barrera de gran peso social que son la religión y el idioma.
El amor superó lo contingente y unió los dos espíritus.
El matrimonio fue a Europa - las mismas razones por las que hoy otros orientales lo hacen-pero allá, también, como los contemporáneos connacionales actuales de Carolina, los padeceres económicos prosiguieron desde que Emilio, orgulloso, no quería dádivas del clan alemán en el poder, tiempos aquellos de cruentas guerras imperiales de la “Belle Époque”.
Emilio dejó a su esposa en Alemania y fue a París en 1877 en esquivas e ingratas gestiones laborales, todo lo cual consta en cartas que lo familiares uruguayos conservaban hasta hace muy poco.(No sabemos si el martillo del rematador-que hubo- las cambió de mano).
La mercedaria sufría por desarraigo o por la separación forzada, aunque siempre fue bien recibida y aceptada por el linaje aúreo de los Hohenzollern..
En oportunidad del casamiento, los novios recibieron cartas de felicidades del propio Kaiser alemán y de un primo hermano de Emilio, el barón Alfred Richthofen, luego héroe alemán de la aviación caído en campos de Francia con récord de ochenta aviones aliados abatidos. Sí, era aquel mismo gestó la leyenda del “Barón Rojo” de la nave con doble juego de alas al que sus propios rivales presentaron armas sobre su cadáver y humeante nave.
Por 1918 Carolina enviudó, volvió a Mercedes , y falleció en 1920 menesterosa.
Su lápida del primer cuerpo del cementerio luce la inscipción “Carolina Lara, Baronesa de Richthofen” junto siempre a una rosa roja de plástico.(¿Existe otra baronesa en el Uruguay?)
Debajo, un poquito sesgado hacia la izquierda, está la tumba del piloto aviador Gil Méndez que en la 2da.Guerra Mundial combatió en Äfrica y en Europa bajo la bandera de la Francia Libre del Gral. Charles de Gaulle y a los órdenes del Gral. Leclerc. Cuando el aviador penetró en 1945 en la ya vencida Alemania nazi, su campamento se instaló en una mansión que aún mostraba lujoso esplendor. Dialogó con el propietario alemán y allí el anciano teutón le preguntó de dónde procedía.-“De Mercedes, Uruguay, en Sudamérica”, respondió nuestro compatriota. –“¿ Vive todavía Carolina, qué es de la familia de la Baronesa?”, susurró quedo y con aire nostalgioso el derrotado viejito.
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