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Media tarde sabatina, la hora de la siesta cuando ¡de repente! un golpeteo masivo como de manos en danza flamenca.El cañaveral despedía sus gritos mientras las llamas lo consumían y se expandía a favor del viento sobre el montecito de las sombras, los pastos, rastrojos y alambrados.
Un incendio más entre los tantos que aquejan al pais en este tiempo fenomenal de "La Niña", la falta de lluvia y temperaturas extremas del infierno terrenal.
Era en la chacra que con supremo esfuerzo gestiona mi hijo en la zona de Los Cerrllos, Puntas de Las Brujas, Canelones...zona de quintas de afectados frutales , vides y animales bovinos, allá por la R-46.
El fuego avanzaba y éramos solo tres ante la depravación fueguina. Mi hijo, mi señora y yo, pareja de ancianos, perplejos e insuficientes cuando los pozos acuíferos están secos o poco es el aporte de agua que manan.
Pero cuando la impotencia parecía dominarnos ante el adversario mayor..."de todos lados vienen, los orientales" canarios!! Sin haberlos llamado. Todo un montón de vecinos chacreros, autoconvocados espontáneamente . Sin llamado expreso aparecieron a darnos sus gratuitas manos salvadoras. Poco después los bravos Bomberos de Santa Lucía.
¡Solidaridad! Amor al prójimo. Responsabilidad funcional pública, todos conjuntándose conteniendo el castigo negro y rojo, crepitante y con intenciones de no fijarse límites..
¡Gracias mis hermanos del Uruguay franco del campesinado!
Hay una deuda más en mi conciencia , registrada entre miedos, temores y algunas pérdidas materiales. Y un estado del alma de agradecimiento pleno a tanta gente buena.
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