25 de Agosto.
El 25 de agosto de 1825 en una misma asamblea de representantes del pueblo oriental reunido en la Florida, con los mismos participantes y en el mismo rancho, se sancionaron tres leyes, casi un compacto y coherente cuerpo orgánico. Más que decir tres, deberíamos hablar de un solo constructo unificado e indivisible: Ley de Independencia de la Pcia. Oriental de toda sujeción a poder ajeno; en usufructo de esa Independencia proclamada y recuperada , se resuelve UNIRSE a la Argentina como un Provincia más; y finalmente para señalar a la Provincia -ya unida a la Argentina- identificarla con un pabellón (similar su diseño al de los "33" sin la leyenda de "libertad o muerte").
Así que de esa tríada unitaria de tres leyes en una sola, nos acordamos exclusivamente -en la memoria histórica- de la primera. ¿Y de la otras? ¿Qué hacemos con ellas?¿No se evocan? Y con la tercera Ley-la del Pabellón- ¿dónde está el modelo original que fue robado hace años de un Museo Nacional y nunca mas apareció?
Lo cierto es que luego con la persuasiva y decisiva participación del amo del mundo entonces,Inglaterra, siempre balcanizador de regiones según su condición de gran rumiante , se esbozó y luego concretó la secesión del tronco platense original de la tierra de los orientales para constituir , con el asentimiento acechante de Argentina y Brasil, el Estado Oriental del Uruguay, dentro de un montón de factores de perturbación que hacían dudar de la falibilidad del país. Era aquello más una mera expresión geográfica acotada, utópica, ya desde el nombre que espíritu esencial de sólida Teoría Política nacionalista.Y por décadas esas debilidades hicieron mella dolorosa de tantas formas lacrimógenas pero, poco a poco, se fue consolidando entre dramas y heroicidades la simultaneidad hacia una transición que hizo de la “tierra purpúrea” de los Orientales, también, el pago sólido de los uruguayos. ¡Fue una sangrante hazaña colectiva e intergeneracional! Hoy, somos! Y sentimos, el orgullo de nuestros colores, símbolos, epopeyas y logros civilizatorios. Pese a las peripecias existenciales de todo constructo político en cualquier época, avizoramos futuros…que allí están!....mientras cantamos el Himno y nos emocionamos con los albicelestes tremolares del franjeado pabellón y su solana.
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