Volvió a su parroquia el Supremo Sacerdote del fútbol Nacional.
El Uruguay Iconoclasta: Llegó la Imagen, el alma y el cuerpo del crack Luis Suarez.
¡Alegría en las calles y caminos de todo el país!. Repatriado por el Club Nacional de Futbol arribó al Aeropuerto Internacional de Carrasco el maravilloso futbolista Luis Suárez que jugará en y por el país en lo que resta de este año de 1922, dividendo sus potenciales goles en Nocional de Futbol- tras meses- y en la selección mundialista celeste en Qatar. Una multitud lo aguarda y vibra. La otra mitad en silencio lo asume. El fútbol es en el Uruguay la Religión del Pueblo.Y por ende tiene sus divinidades. Suárez en ese panteón (-pan=todos y teo=Dios-) es un supremo sacerdote para quererlo y adorarlo. Es asi. Lo dice la Teología, pero tambien la Sociología, la Antropología y la Psicología Social. Corto aquí...y ya me voy a seguir la Columna de la Fe de San Luis y sus monaguillos. Ya está el mesías en Montevideo .¡Es así! Los coreutas del Te Deum, cansinamente, repiten los salmos de lugares comunes y se les denomina "periodistas deportivos" que pululan por cifra cercana al millar y dentro de una multitud mayor de prosélitos comunes.
¡Alegría en las calles y caminos de todo el país!. Repatriado por el Club Nacional de Futbol arribó al Aeropuerto Internacional de Carrasco el maravilloso futbolista Luis Suárez que jugará en y por el país en lo que resta de este año de 1922, dividendo sus potenciales goles en Nocional de Futbol- tras meses- y en la selección mundialista celeste en Qatar. Una multitud lo aguarda y vibra. La otra mitad en silencio lo asume. El fútbol es en el Uruguay la Religión del Pueblo.Y por ende tiene sus divinidades. Suárez en ese panteón (-pan=todos y teo=Dios-) es un supremo sacerdote para quererlo y adorarlo. Es asi. Lo dice la Teología, pero tambien la Sociología, la Antropología y la Psicología Social. Corto aquí...y ya me voy a seguir la Columna de la Fe de San Luis y sus monaguillos. Ya está el mesías en Montevideo .¡Es así! Los coreutas del Te Deum, cansinamente, repiten los salmos de lugares comunes y se les denomina "periodistas deportivos" que pululan por cifra cercana al millar y dentro de una multitud mayor de prosélitos comunes.