miércoles, 13 de julio de 2011

Mi Auto Rojo y Yo.

Quiero a mi auto. Porque reside en él la fuerte  cuota material y espiritual de esfuerzo que  demandó adquirirlo.Todo un dualismo. 

Por su funcionalidad en actos paralelos de vida en que me acompañó siempre solícito y fiel, me enamoró.
No es el amor sentimiento que arraiga en cosas, sino en exclusividad  hacia personas. De lo contrario es fetichizar objetos. Pero el rojito 160 gasolero de cuatro puertas se personalizó en la admisión de mis afectos. No me importa tener un fetiche.
Cuando lo chocan en la dura, caótica y peligrosa Montevideo tranviaria, no le duelen latas.  A mi sí,  culpa de en un proceso transferencial difícil de explicar, aunque muy real. Vaya que asumo los porrazos del Nissan.
Ayer le dieron un empellón brutal con un armado paragolpe en la puerta donde me ubico como conductor. Siempre son “otros” los que lo han chocado.¡Palabra!
Yo nací muchos años antes de mi auto japonés. Décadas. Estaba en edad proyecta cuando vino a mi. Él, un jovenzuelo. Lindo, hermoso y sereno al andar.Veloz y seguro.Un adolescente brioso, como para integrar el cortejo de Orfeo.
Ahora, con los choques de responsabilidades ajenas, nuestras edades se han acercado.
Estamos como esos matrimonios en que los miembros de la pareja se llevan muchos años de diferencia y, el amor, que llega a ser tan intenso, promueve al poco tiempo que los dos se igualan y sus “carrocerías” se muestren tal fuesen de un mismo año.
El desgaste somático fue en mi, Alfredo, que arrancó primero por claras razones de orden natural .Sobre todo en la careta, luego en el tapizado y en las chapas de más arriba que, si bien no se me volaron aún, que hasta parecen una felina melena de la sabana africana, como menos se pusieron canas.
Ahora el pobrecito Nissan, sumiso y obediente, se ha puesto igual a mi en la apariencia exterior de las respectivas edades.
Afortunadamente andamos relativamente muy bien ambos del motor. Yo no puedo consumir azúcar, alcohol ni grasas saturadas. A Sentra no se le permite el consumo de nafta pues su alimento comburente es gasóleo.Y XP3 aditivo.

Quizás el diagnóstico biomecánico exprese que anda mejor que yo.
Tiene intactos sus caballos de fuerza, todavía belicosos y potentes que ignición y pistoneo de buena compresión trepidan excelentes. A mi, lamentablemente, los inyectores de la aorta se me están debilitando…y hasta he pensado en la pastilla azul…
Pienso rejuvenecerlo al amigo mío. No lo podré hacer conmigo que no quiero parecerme a esas pobres hombres y mujeres de la farándula argentina, todos recauchutados desde los quirófanos de falsas estéticas. Creo, como decía la doctora rumana Aslan que sólo es válido darle vida a los años,  y no años a la vida.Lo mismo que piensa  el famoso Desideratum de la Iglesia de San José, allá por la tierra de los yanquis.
 Por eso voy a “Calidad de Vida”, un servicio salutífero de la Española; leo, escribo y me divierto con el Facebook.¡Y con mi nieto!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Pobre profe Alfredo Saez, siempre imponiendo su ALTER EGO MANIACO en todas sus pendejadas sin sentido que sólo él entiende su enigmático idioma español... pobre cuaternario... cual cebollita debe ser (la cabeza blanca y el rabo verde) persiguiendo sin fin a tanta culicagada mojigata esperando publicar esto en su blog... ¿cómo debió ser cuando era el catedrático que dice ser? cual dicente esperaba haber hecho mucho más en estos 40 años de ocio intelectual en un dialecto Sartriano cual sofista de cafetería. Pobre charro pobre Uruguay que le toca aguantar un maradonita gordo y vejete ocupando todas las fronteras de la oriental!

Alfredo Saez Santos (Charo) dijo...

Gracias ignoto ANóNIMO por tu conmiseración.
A las órdenes...si alguna vez te destapas del antro de tu mimetismo elusivo de dar la cara y vuelves al perdido estado de pureza que tuviste al nacer.(¡¿Qué raro en un personaje tan racional que diagnostica manías en el prójimo?!¿Cuáles serán las mas densas de sus debilidades de alma mínima?)

Alfredo Saez Santos (Charo) dijo...

Pensar que el tipo es de la ex Nueva Granada y como lo borré estaba desesperado por seguir con sus dicterios de psicopatología.Le di la oportunidad, pero ya no habrá otra hombre de la pera alta.Sigue en tu blog de delirios.