viernes, 20 de marzo de 2020

¡Pobre Partido Nacional! Gana de vez en cuando presidencias y siempre se le mete alguna Comadreja Colorada en su bunker en pos de los huevos del gallinero!

Comadreja roja, voraz por huevos ajenos.Se mete a todo confort
en cueva permisible y luego que satisface su apetito, olímpicamente
 se va  y deja "casadito y sin vestir" a su ingenuo huésped.
En el año 1958, después de más de noventa años en la oposición gubernamental, finalmente el Partido Nacional  ganó las Elecciones  nacionales al secularmente hegemónico Partido Colorado. Para ello fue decisiva la estrategia herrerista de ir a las urnas de entonces con una coalición  y, dentro de ella, ,privilegiar  el aporte fundamental  del colorado Benito Nardone Chicotazo- líder radial y de concentraciones masivas desde encuentros denominados “Cabildos Abiertos” y su reminiscencias estratégicas de la nomenclatura artiguista, el Artigas de 1813….
No funcionó, que rápidamente  se desintegró.
El viejo caudillo saravista Dr.Luis Alberto de Herrera lo confesó:
-” En el rancho de los blancos se nos metió una comadreja colorada”, en clara alusión a Nardone y a su origen político partidario.
En el 90 ganó -siempre desde la dinastía “Herrera”- otra vez en el Poder Ejecutivo el Partido Nacional con Luis Alberto Lacalle de Herrera. El nuevo Presidente blanco en el 92 promovió entonces una Reforma Constitucional para  modificar ese socialismo/liberal de las Empresas Públicas  procurando para ellas un destino de privatización. Su socio estratégico en el período, el coloradismo de Julio Ma.Sanguinetti, casi que sobre la hora, le dio la espalda y el Plebiscito no alcanzo su objetivo frente a la deserción estatista del batllismo. Otra vez una “comadreja colorada”.
Lacalle no hizo ningún comentario -por lo menos no lo recuerdo- aunque imagino la calentura que se habrá agarrado.
La dinastía herrerista  en este 2020 tiene una nueva oportunidad  presidencial con el bisnieto del patricio Herrera, Luis Lacalle Pou.También  empleó victorioso el recurso ganador de una coalición policolor desde la mancomunión electoral de,  ahora, ocasionales identidades cromáticas partidarias.
 No sé, pero desde ayer –mejor, desde anoche- creo que otra vez les ha aparecido a los blancos  una nueva comadreja, ya husmeándose en el aire sus efluvios  por donde está la cueva de ingreso  nacionalista y comerse quizás de futuro los huevos del gallinero.
¡Pobre Partido Nacional! El destino se le repite  en sus éxitos con fatales repitencias  elusivas de transfuguismos por sus socios eventuales!

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