martes, 11 de junio de 2019

En el Principio fue el Verbo…¡y no le tengamos, pues, temor a las palabras que no existe un diccionario de algunas que sean especialmente malditas!



Dijo Descartes  para fundamentar la condición racional del ser humano,”Pienso, luego existo”.No lo discuto. Mas, lo anoto como aforismo sabio.
Pero ello no supone  dejar de revisarlo que  ahora me gusta mas decir, ”Hablo, luego existo”.
Si no habláramos  seríamos animales que podrán ellos desarrollar destrezas superiores a las humanas. No obstante están incapacitados  para usar los símbolos lingüísticos que nos ubican a los homo sapiens al principio de la cadena de la vida señalándonos futuros. Si no  habláramos no pensaríamos pues se piensa mediante palabras. No hay otra forma de hacerlo.Y aun así se puede mal pensar por las confusiones que nos trae el uso pasional de la lengua y  del habla. Aquella su forma sistémica; esta su ejercicio.
¿Cuántos problemas de convivencia se dan por caer en sofismas…falsas oposiciones….discutir con energía por lo mismo a partir de que no manejamos los debatientes  los mismos códigos del diccionario….o por una coma mal puesta  que hace variar todo el concepto y el meollo de la cuestión en disputa, enredándola aún más?
-A los blancos , que somos nacionalistas y liberales , se nos endilga  filiación política de “derecha”….y a  quienes no piensan y hablan  tal nosotros, se los  pone en el rodeo de la"izquierda”, de los que "no son corruptos” por serlo, zurdos (je!je! viejos divertimentos mágicos de los franceses de los tiempos dieciochescos  del decapitado  Luis  Borbón XVI. )
Y ser de “derecha” es ser Conservador desde el más viejo e inicial glosario político. Pero cuando el italiano Gramsci enseñó con notable éxito que había que lograr  por el izquierdismo  el dominio cultural  como condición  esencial al dominio del poder político, consiguió domesticar el lenguaje  poniendo palabras que unas eran “buenas”  y otras “malas”. A condecorar las primeras y a denostar las segundas.
Derecha” y “Conservadores” fueron censuradas, infectadas .A tal punto llegó la peste lingüística que se siente hasta cierto grado de vergüenza decirse “derechista” y, más todavía, “conservador”.
Y hoy el país se salva siéndolo ¡Conservador! Hay que conservar las antiguas tradiciones benéficas que hicieron de nuestro país orgullo de los uruguayos  y ejemplo de vanguardia dada  especialmente su pequeña condición territorial y  cómo, en ese escenario bio ecológico, elaboró grandezas humanas en lapso mínimo, apenas en doscientos años de Historia. Un Historia de zigzagueos, de dramas y heroicidades por igual repartidas. Pero fuimos paradigmas  en los trofeos deportivos mundiales, artísticos, con índices de  alta calidad de vida, de moderación y áureas medianías, de praxis para el ejercicio real de republicanas teorías políticas fundacionales. Etcétera.
Y todo eso  precedente es lo que debemos Conservar. Deberemos  volver a ser conservadores de méritos y virtudes que nos hicieron viables como país. Y repensar que son mitos incosistentes tantos bulos que se han filtrado en estos recientes tiempos de “hombres nuevos” de la necesidad del “cambio” (Del “cambio” deseable sí… y no  del agrietante actual de la sufrida sociedad de nuestros días.) Resultaron ser asaz perniciosos los siniestros nuevos orantes,  gerontes  ermitaños de torres marfilescas, portadores de  inauténticas acciones de creíbles bienestares civilizatorios. Solo desparramaron  secuencias y sinecuras perversas.

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