jueves, 20 de junio de 2019

-El diagnóstico existe: Amamos la bandera en los estallidos de los instantes psiquicos profundos

                                             De a poquito volverá el viejo culto y se calmarán las agresiones a la sensibilidad nacional por los erráticos de los bulos novedosos..

-Cada vez estoy mas convencido que amamos nuestra bandera no como la formal expresión adhesiva y  cosificada hacia un rectángulo de tela sintética coloreada, sino como un estallido emocional del alma  en el instante que el SER es tocado por profundos psiqueos de pertenencia a una colectividad,  instantes ellos de conmoción espiritual .No es otro mero acto de psiqueo rutinario como el respirar, que no se puede detener jamas salvo pausas minicontrolables, sino el impacto de estremecimiento hacia la interioridad en el estimulo exterior que nos recuerda lo que somos.Miles y miles no tienen reparos en decir  que se erizan cuando descubren en un estadio extranjero o en una Asamblea internacional a  la franjeada novena, blanca y azul, iluminada por sonriente sol.O cuando el niño abanderado  inicia la marcha triunfal  en el dia rojo del festivo calendario escolar.O cuando está al llegar la hora del partido y tremola  en el taxi urbano  desde la ventanilla principal de calles y avenidas.Ahí descubrimos que no somos cosas...que somos sensibles a los símbolos  del lenguaje  identitario, capacidad exclusiva de los humanos...que nunca hemos visto un ladrido de gozo del ovejero alemán si  los disfrazan con el pabellón de las azabaches águilas bicéfalas en medio de sus roncos ladridos protectores.
Es cierto que algunos-con poder o no- quieren domesticar y aun anular aquellos viejos sentimientos que crecieron generación a generación desde hace ya dos siglos o mas e imponer ante el mandato estratégico de Gramsci otras valoraciones. Pero no podrán, seguramente que no podrán.Aunque no tengamos un Código Penal defensivo y persuasivo que marque como acto delincuencial ofender a la franjeada horizontal y su solana,haya lluvia o no, en la caduca pretensión de herir la sensibilidad de los mas y quizás mejores.Mejores  por ser capaces de emocionarse en el culto de nobles valores colectivos  de fraternidades empáticas que constituyen la esencia de que, por allí, hay y  existe un Pueblo, con grietas, con brechas sociales  o con hermandades sacras, pese a todo...
El sentimiento existe.Se deberá iniciar, eso sí, la reivindicación  que lo reafirme desde la escuela, desde la familia, desde el omiso Estado (o desde cualquier Gobierno que siempre es accidental pues la Vida continúa como aventura civilizatoria y no de barbaridades...)


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