domingo, 21 de enero de 2024

-De un mercedario natal, a Montevideo, hogar de alternativa, en el tricentenario de la Capital del Uruguay.-

-Montevideo-

Platense estuario
y bahiana Montevideo,
un cerro te vigila,
conífero y enano.
Pequeña para metrópolis,
grande para aldea
en tu áurea medianía eres aurora
…y noche del amor en merodeo.
Tu historia cíclica es repitencia
de penas y alegrías,
esperanza de migrantes
ayer de Asia, Africa y Europa,
hoy trenzas y pieles caribeñas
en tus ahítas avenidas
mientras notivagos hijos nativos,
indecisos, exhiben tensos pasaportes,
lacrimales documentos,
en aduanas y en aviones.
Padeces violación de rejas
y la libertad de los cerrajes.
Cuando emites corales cantos mestizos
de negros, blancos y lubolos,
son típicos repiques y Llamadas
en fundante candombe tamboril.
Bellas son tus altivas mujeres
de mínimos vestuarios
agraciados bustos, caderas avispeñas
que hermosean urbana tu figura.
Una lástima está latente,
profundidad que se acrecienta,
la tensa grieta social,
injusta y perversa
por distribución de la edáfica,
agraria riqueza nacional:
políticas de oscuras intenciones,
mitologías en pasiones ideológicas.
Un celeste grito tremola ¡vibrante!
en escenarios planetarios,
vítores, redes y goles,
refrescando deterioros
desde unánime y celeste identidad.
La Providencia seguro que te mima
que así como bella amas Montevideo
y divina beatitud ¡será tu bendita salvación!

***

Estrambote:

Cielos del río de la Plata oriental
acuosos cascabeles encendidos
de mansas nubes blanquecinas
y meteoros de repentinos anuncios
desde la furia de las nimbus estratus.
Playas arenosas del bravío estío
de epidérmicas, pitucas, alegres solanas
movilizantes dunas viajeras
al rigor caprichoso de Eolo,
zumbante dios de vientos paganos.
Montevideo halla refugio secular
en el amplio correntino arco bahiano
mientras el seno de un cerro adolescente
vigila cercano, urbano y desarmado
sin sus antiguos cañones coloniales.
Barcos de cien banderas en rada
aguardan sus cansinos turnos marinos
y a las amigables mega grúas baratas
que en la otra orilla barrosa del Riachuelo
-por el conflictivo estuario compartido-
sempiterna la Gran Buenos Aires recela.
Corazón adentro de la costa portuaria
vive su injusta macrocefalia
nuestra Montevideo
hogar de la primera mitad citadina
del manso y avejentado Uruguay
exhibiendo ecléctica arquitectura.
Y más aún, tan bellas sus mujeres,
paridoras de magníficos áureos jugadores
titulares de cuatro Copas Mundiales:
1924...1928....1930 y en 1950
¡el impar Maracaná!

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